Al Rectorado de la Universidad de Zaragoza: BASTA DE COLABORACIÓN. ALTO AL GENOCIDIO

BASTA DE COLABORACIÓN. ALTO AL GENOCIDIO

TODO VÍNCULO Y COLABORACIÓN CON LAS INSTITUCIONES DEL ESTADO DE ISRAEL DEBE SER CANCELADO

Estatutos de la Universidad de Zaragoza. Disposiciones generales. Capítulo I. De la naturaleza y fines de la Universidad de Zaragoza. Artículo 2. Fundamentos básicos. La Universidad de Zaragoza, en virtud de su autonomía y mediante los presentes Estatutos, establece su organización y sus funciones, que se fundamentan en los principios de: […] d) Defensa de los derechos humanos y las libertades públicas.

El 15 de octubre de 2023, la Universidad palestina de Birzeit lanzaba al mundo una petición de solidaridad desesperada con el título de “No calléis ante el genocidio”.

Durante los días siguientes y en respuesta a esa llamada, más de ochocientos miembros de la comunidad académica nos adheríamos a una “Declaración en apoyo al Pueblo Palestino desde las Universidades del Estado español”.

En esos mismos días, el gobierno de las universidades españolas (CRUE) emitía un comunicado, en un tradicional tono institucional, equidistante, vaciando el significado de términos como paz, cooperación, diálogo o negociación, expresando su “rechazo a la escalada bélica en Oriente Próximo y su solidaridad con las comunidades universitarias y científicas de Israel y Palestina”.

El 1 de noviembre, Craig Mokhiber presentó su dimisión como director de la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de NNUU por el fracaso de la institución para detener “un genocidio de manual”.

Hasta la última pared de las universidades ha sido reducida a escombros en Gaza por misiles fabricados en el democrático Primer Mundo.

Hoy ya es demasiado tarde para casi todo. Nunca nadie podrá decir que no sabía lo que estaba pasando.

Hoy, ninguno de los responsables, que son muchos, en cualquier grado de autoridad y nivel de responsabilidad, puede ya negar su complicidad con el genocidio.

Ya nadie necesita más datos sobre las posiciones adoptadas por las autoridades europeas, estatales, autonómicas, municipales, académicas…, las docenas de resoluciones de NNUU sobre las que Israel ha escupido mientras la “comunidad internacional” (que dice representarnos a todos y todas) le aplaudía y financiaba, las decenas de miles de asesinados o los miles de millones de euros en armamento que alimentan ese negocio genocida, la sangre televisada, las niñas y niños troceados ni las ruinas humeantes, para despejar las equidistancias cómplices y los debates hipócritas entre ocupación colonial y población sometida que han ayudado a sostener 75 años de lento genocidio, segregación y apartheid, secuestro y encarcelamiento arbitrario, tortura sistemática, cacerías a manos de colonos armados, robo y destrucción de cultivos, robo de tierra y expulsiones masivas, robo y demolición de casas, robo de agua, envenenamiento de pozos… en definitiva, de la limpieza étnica que emplea todas esas herramientas para consumar el proyecto colonial-sionista de asentamiento.

Hace muchos años que no hacía falta más muerte televisada para comprender, condenar y reaccionar dignamente (¡y por imperativo legal!) a la limpieza étnica del Pueblo Palestino ejecutada por un régimen colonial de asentamiento.

Exigimos a las autoridades académicas del Estado español representadas por CRUE y Ministerio de Universidades, comenzando por el Rectorado de la Universidad de Zaragoza, que cumplan de forma inmediata con el imperativo de cancelar todo vínculo de colaboración con las instituciones del Estado de Israel por tratarse de relaciones que vulneran los estatutos de todas nuestras universidades y las cláusulas de los acuerdos europeos en materia de respeto a los Derechos Humanos.

Porque queremos seguir enseñando e investigando en instituciones que renuncien explícitamente a formar parte de la mayor de las miserias imaginables. Porque ni nuestros cerebros ni nuestras almas están podridas del todo. Porque seguimos siendo capaces de distinguir entre ocupante y ocupado. Incluso conocemos, porque algunas de nosotras lo enseñan y otras lo estudian, qué dice el tan aclamado Derecho Internacional sobre el legítimo derecho de un pueblo ocupado a resistir. Porque no hablamos de un imperativo “moral”, “ético” o “político” (eso es obvio), sino LEGAL (eso no parece tan claro, aunque sí esté escrito).

Porque en caso contrario no podremos seguir mirándonos a la cara sin reconocernos como cómplices de unos crímenes de lesa humanidad perpetrados durante décadas, hoy de nuevo ante nuestros ojos, en vivo y en directo.

En Zaragoza, noviembre de 2023

­Adhesiones en:

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